jueves, 14 de octubre de 2004

Detallista

Mi disciplina mental es variable. Puedo recordar detalles nimios, detalles irrisorios como el pliegue de una manga, una cara en el andén de Retiro, una noticia importante de hace diez años, el nombre de la persona que me atiende en la ventanilla del correo, de qué estaban hechos los brownies de manteca, la primera vez que hice un puente con mi columna vertebral, el detalle de la comisura de una boca moviéndose, el día del parcial de latín hace cinco años, el rostro de Osiris al verme deambular por la avenida sin flores en el pelo.
Pero los cumpleaños, los vencimientos de cuentas, la cuenta de los días, el promedio...