Ayer fue la última función de Octubre. Un pájaro negro me acompañó en todo el espectáculo. Salido de un sueño. La voz salió estremecida. No me importó nadie. Canté para mí. Transfigurada en el personaje dejé de ser y arremetí contra ese ser que moría al son de mi caja. Golpes que parecían paladas de tierra. No me importó ser terrible. No me importó ser abismal. No me importó hacer un silencio antes de decir: algarrobo algarrobal.
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