21 de abril de 2015

Si pudieras olvidar tu mente

Esto fue lo que pasó. Olvidé mi mente ante su ser (y su mano bajando por mi espalda una noche de febrero). Mi mente se fundió en el calor universal del amor. Olvidé mi mente frente a este amor que vivo desde hace seis años. Olvidé mi mente porque ya estaba harta de mi mente. Mi mente se la pasaba diciéndome cosas como: "esto te conviene, esto no te conviene".
Hans no me convenía, decía mi mente. Bajo ningún concepto. Mi mente odiaba a Hans. Mi mente le habría hecho la guerra a Hans. Y vencer a mi mente... te la regalo. Pero él pudo. La derritió en un santiamén. Un buen revolcón y la ternura derramada.
A veces mi mente viene y me dice: qué bien que hiciste, menos mal que no me hiciste caso.
Y yo me sonrío. Sonrío mucho.