15/6/20

Vestuario

Empezó a hacer mucho frío y entonces me doy cuenta de que sigo alternando los mismos dos pulóveres desde que comenzó la cuarentena. Mis vestiditos de verano siguen colgados en el placard. Esta bien que casi no abro el placard y voy alternando un par de mudas de ropa pero hoy que hace mucho frío tengo el vago recuerdo de que yo tenía pulóveres lindos guardados en alguna parte. Con ayuda de una escalerita voy bajando la ropa de invierno y acomodando los vestidos de verano en cajas para "archivarlos".
Hace algunos años que vengo regalando mucha ropa que ya no uso. Hoy, sin embargo, me asombra toda esa ropa que tengo sólo para aparentar. Hay muchas cosas que en el medio de una pandemia dejan de tener sentido. Los vestidos de fiesta, los abrigos bonitos, los zapatos incómodos. ¿Por qué uno andaría con zapatos incómodos en su propia casa si puede estar en medias y/o plantuflas?

¿Viste cuando algo se rompe por tu culpa y no tenías idea de que lo habías roto y cuando te lo dicen ni siquiera te importa?
Bueno, eso es el coronavirus.

12/6/20

Buena onda, che

Me quedé en la buena onda y entonces no podía escribir nada. Todo trabado, che. Que hacer pan, que Nico arrancó con sus clases de yoga y está más flexible que un conejo, que si doy clases por zoom, el jitsi o el meet entre amigos, que el whatsapp con la flia, que salir o no salir, que no veo a nadie y veo a todo el mundo virtualmente, que el jardín está impecable, que el gato duerme feliz, buena onda todo, che.
Pero no.
Desde hace unos días siento todo trabado. Voy en automático, leo las cifras, los números, la indignación de todo el mundo por cada cosa que pasa. De pronto todos somos unos pelotudos que no entendemos nada, nadie es tan genial como vos que posteás la posta en tu red social del orto. Pero seguro que vos también estás hecho bosta entonces ni da para enojarse.