30 de marzo de 2012

Banalidades

Me bajé nuevamente el itunes. Mi máquina se había quedado sin desde que el disco rígido hizo páfate. Para la tecnología soy un desastre (y no me importa). Voy aprendiendo a los ponchazos y si algo realmente deja de funcionar siempre tengo a mi hermano para que me ayude. Ahora, por ejemplo, estoy escuchando "Santiago" de The Chieftains. Cómo me gusta este disco. Chiflen si quieren que lo suba a los docs.

Estoy leyendo muchos libros en los colectivos porque ahora viajo mucho. Para dar shiatsu, para dar clases (¡de shiatsu!) y para... analizarme. Me pasaron el nuevo de Milena Agus y no me gustó tanto como La mujer en la luna. Me devoré en unos días Todas las familias son psicóticas de Douglas Copland y admito que estoy enamorada de este escritor. Me gustaría conseguir algo de él en inglés y ahora que Moreno es bueno y destrabó lo de los libros vamos a ver si conseguimos algunos.

No estoy escribiendo nada. Y eso que tengo un cuadernito muy bonito que un día me regaló C. Un día quise usarlo para algo que después no resultó. Y ahora que quería un cuaderno sin renglones me acordé de que lo tenía. Es precioso y de un tamaño perfecto. Pero por ahora sólo me salen palabras sueltas y anotaciones sobre las sesiones de shiatsu que estoy haciendo.

Estos días son muy tierra. Y me siento maravillosamente bien.

28 de marzo de 2012

Un café en Olivos

Ayer, en medio de la mañana, un sms que dice: hola, estoy en olivos, ¿vos estás?
Y entonces un café con leche en Roberta que lo dice todo.
Entre risas te dije: este blog es un poco el recorrido de mi neurosis, no sé muy bien qué hacer con él.
Y vos me dijiste: si decidís borrarlo al menos dame tiempo para copiarlo.
Gracias, Sal.
Fue una hermosa media mañana.

Elemento mineral

Los judíos ponen piedras en vez de flores.
Las piedras son duraderas, se erosionan de a poco. Las flores se marchitan pronto.
En mi sueño me entregabas una piedra. Era un recordatorio.
Nada más.

22 de marzo de 2012

Simplificar

Aún es leve el frío pero se siente. El sol es más blando, la luz más blanca.
Yo me quiero simplificar. El otoño siempre ayuda a simplificar. Lo que es superfluo, se va y queda lo esencial. Tengo que tomar algunas decisiones sobre qué quiero hacer. Decirle adiós a algunas cosas, lugares y personas.
Enciendo la lámpara. Tengo una pilita de libros en la mesa de luz. La mayoría son de literatura. Ninguno es de poesía. Los libros los saqué de la biblioteca de Nico. Nuestros libros están juntos espacialmente pero aún no conforman una biblioteca. No sabemos bien cómo ordernarlos. Yo aprovecho a leer lo que no conozco, lo que nunca hubiera leído.
Descubro a Evelyn Waugh. Me pasó lo contrario que con Carson Mc Cullers. Pensé que era un mujer. Y no. Evelyn es un varón.
Bueno.
Revuelvo en el placard y descubro las lanas. Cambio algunas prendas de lugar. Miro los vestidos del verano, tan hermosos, colgados, coloridos, felices.
No me animo a guardarlos aún. Marzo y abril son meses traicioneros. Esperaré a mayo.

20 de marzo de 2012

Qué bueno qué bueno

-Escribirse era como escindirse de la escena. La simpleza trae esto. Que no me escriba más. Que mi cuerpo sea mi cuerpo y no el cuerpo de la escritura.
-¿Y sobre qué vas a escribir?
-La verdad, no sé. Y no me importa.

Danzar con energía y sanación

En estas semanas aprovecho para hacer otras cosas que habían quedado relegadas. Entre ellas, estoy aprendiendo nuevos movimientos, nuevas técnicas. Este fin de semana hice los primeros dos seminarios para la formación de terapeuta Nuad Thai. Quedé fascinada con el masaje tradicional tailandés del norte. Estiramientos, tracciones, palancas, todo un sistema increíble basado en el propio cuerpo humano. Un conocimiento milenario que se siguió transmitiendo de generación en generación y que hoy tiene buena aceptación en el mundo occidental.
Sigo con el profesorado de yoga. Pasito a paso. Voy a las clases, practico en casa, imagino como sería dar una clase. Todavía no me imagino en ese rol. Tal vez no lo haga nunca. A veces estudio cosas que son para mí.
Me gustaría volver a danzar. Pero, quién sabe. Este comienzo de año viene muy raro.
Así estamos. Esperando el otoño.

Los trabajos y los días

14 de marzo de 2012

Cielo limpio



Cielo limpio. Abierto.
Las cosas han dejado de sudar.
La tierra se aquieta, el sol se aleja.
Por la noche me despierto tiritando. Duermo con una frazada de viaje.
Arropada de él.

9 de marzo de 2012

Señores: sepan qué están diciendo cuando dicen feliz día

"En 1908, 40.000 costureras industriales de grandes factorías se declararon en huelga demandando el derecho de unirse a los sindicatos por mejores salarios, una jornada de trabajo menos larga, entrenamiento vocacional y el rechazo al trabajo infantil. Durante esa huelga, 129 trabajadoras murieron quemadas en un incendio en la fábrica Cotton Textile Factory, en Washington Square, Nueva York. Los dueños de la fábrica habían encerrado a las trabajadoras para forzarlas a permanecer en el trabajo y no unirse a la huelga".

Día Internacional de la Mujer

"El Día Internacional de la Mujer no es para que nos felicitemos unas a otras por lo fantásticas que somos, sino para pensar en aquellas que no tienen nada que festejar: las víctimas del machismo más crudo ejercido tanto por hombres como por algunas mujeres.
"Para pensar un poco más profundamente en Marita Verón, en María Soledad, en Wanda Taddei, en las francesas asesinadas monstruosamente en Salta, en la nena que se ve en Internet golpeada por su padre y su madre, en cada africana víctima de la ablación de clítoris o en las niñitas chinas menospreciadas por ser mujeres, en Florencia Penacchi o en Fernanda Aguirre, que fue secuestrada siendo una nena y cuya mamá murió sin haber vuelto a verla.
"La trata de personas existe porque es un gran negocio. Los prostíbulos son antros donde se pueden encontrar mujeres desamparadas y niñas que aún deberían dormir abrazadas a un peluche. Y existen porque tienen clientes.
"Si, como sostiene la Unesco, educando a un hombre se educa a un hombre, pero educando a una mujer se educa a una mujer, a sus hijos y a su entorno, nuestra misión debería ser mínimamente influir en ese entorno hablando con nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros alumnos. Para que podamos festejar todas, no solamente nosotras, las privilegiadas."

Carolina Abeijón - Carta de lectores 8de marzo 2012, La Nación.

8 de marzo de 2012

Lo que mata es la humedad


Mientras acomodaba el cuarto de shiatsu para reanudar las sesiones de esta semana descubro que la lámpara de sal (que estuvo apagada varios días por mis vacaciones) tiene un charquito de agua a su alrededor. "¿Y esto?", pienso. "¿De dónde salió este agua?". Miro hacia arriba por si resulta que se agujereó el techo y yo no me di cuenta. Nada, el techo está bien. ¿Y entonces? ¿Alguien la lavó en mi ausencia? ¿Cómo seco la sal mojada?
Y aquí es cuando Google sirve para todo.
Resulta que sí, que, a veces, si las lámparas quedan en desuso por un tiempo largo y no se las guarda en un lugar seco, absorben tanto la humedad del ambiente que en algún momento empiezan a soltar agua.
Hay otros, sin embargo, que a este fenómeno físico le llaman "vibraciones negativas". Igual nosotros ya sabíamos que en Buenos Aires lo que mata es la humedad, ¿o no?

update: ¡Dejó de largar agua! ¿Solución? La desenchufé para no electrocutarme. Limpié el agua suelta con un trapito y la coloqué en la ventana al poco sol que hubo ayer. Cuando se secó un poco me animé a prenderla de nuevo. Estuvo todo el día encendida y el calor de la lamparita terminó de secar lo quedaba de humedad. Voilà!

6 de marzo de 2012

Carson era mujer

Y mi último descubrimiento en estas vacaciones fue Carson McCullers.
Voy a confesar algo para que vean hasta que punto era mi ignorancia con McCullers. Pensaba que Carson era un nombre de hombre. Sí, así es. Carson me sonaba a nombre masculino.
No es la primera vez que me pasa. A los 17 años manoteé un libro de Simone de Beauvoir de la biblioteca de mis padres sin tener la menor idea de lo que estaba leyendo y cuando iba ensimismada por la página veinte mi padre me dijo: "¿Por qué estás leyendo a Simone de Beauvoir? ¿Sabías que fue la mujer de Sartre?".
Ajá.
Por eso me reí muchísimo cuando descubrí un ejemplar de El aliento del cielo. El prólogo de la edición lo escribe Rodrigo Fresán. Nunca leo los prólogos pero esta vez me dio curiosidad y ahí fue cuando descubrí que Carson era una mujer excepcional. Y luego de leer el libro debo admitir que ciertamente Carson Mc Cullers es una escritora de puta madre.
Hace un par de meses nuestra amiga Píscica le había dado a leer a Nico El corazón es un cazador solitario. No me lo dio a mí sino a él. Creo que yo estaba leyendo algo en ese momento y Nico no. Fue un día que nos invitó a cenar a su casa y nos deleitó con una carne increíble que espero volver a saborearla alguna vez.
Ah, ya que está aprovecho a decir que hoy es el cumpleaños de Píscica y que la queremos mucho porque, entre otras cosas maravillosas, nos presta libros que son geniales.
El aliento del cielo es una colección de algunos de sus cuentos y además incluye tres novelas cortas. Entre ellas está La balada del café triste, de la cual escuché hablar mucho en la carrera de Letras pero nunca abordé. Me acuerdo de Miguel Vitagliano aleccionándonos en un seminario sobre procedimientos de la novela: "tienen que leer La balada del café triste de Carson McCullers". Pero bueno, también había que leer muchas otras cosas y ese libro justo se me quedó en el tintero.
No tengo idea de qué me hubiera parecido La balada del café triste hace diez años cuando cursé ese seminario. No tengo idea de qué hubiera dicho.
Hoy pienso que McCullers era una escritora que sabía escribir novelas cortas. No deja puntada sin hilo. El entramado es maravillosamente perfecto.
Así que me parece que no le vamos a devolver a Píscica El corazón es un cazador solitario aún.

5 de marzo de 2012

Colores



La vista


Cosas de estos días: tranquilidad, amor y el mar crujiente de algas y peces. Gente buena, la calma y nosotros, por fin, serenos. Mi mate con yerba uruguaya y un termo salvador color naranja que me compré de raje en La Paloma.

Primero contarás las piedras, luego contarás las estrellas


Queer Menuto women

The Canning season de Polly Horvath fue un descubrimiento que se lo debemos al sabroso volátil. Primero lo leyó Nico en un día de sol en plena playa. Y me dijo: que me cuelguen si este libro es para chicos, te va a encantar. Yo lo leí de corrido un día que llovía a más no poder. No podíamos salir de la posada ni siquiera para comer así que nos conformamos con unos sánguches calientes en el barcito que tenían. No me importó que lloviera. Es más, deseé que lloviera bien fuerte para no despegar los ojos del libro. No quería perderme por nada del mundo las peripecias de Ratchet en la casa de Maine rodeada de osos. Odié a la mezquina y horrible Henriette tanto como me enamoré de Tilly y Penpen: those queer Menuto women. La ternura y la crueldad están entretejidas en dosis perfectas. Un libro maravilloso, Ana. De verdad, muchas gracias.

La literatura de los hijos

Formas de volver a casa me pareció una oda a los personajes secundarios.
También a la infancia, ese tiempo irremediablemente perdido.
Esta lógica, creo, es interesante a la hora de abordar el libro. Pero bueno, cada cual lee como quiere. A mí me gusta mucho Zambra. Ya había leído Bonsái y me había parecido encantador. Esta novela, a diferencia de Bonsai, discute continuamente con su género. Zambra -o bueno, el narrador, perdón- habla de sí mismo y de su imposibilidad de narrar la historia de un otro, la historia de Claudia que pareciera ser más interesante. Pero Zambra nos narra su historia y la de sus padres, que es una historia pequeña, sin muertos y plagada de personajes secundarios que viven una vida pequeña al margen de la muerte que asecha a Chile. Los muertos son los de Claudia. El texto juega con los bordes de la ficción. Pero quién sabe. Tal vez no lo sea y no importa para nada. Se intenta por todos los medios de volver a una casa. Pero la casa es Chile y es demasiado caleidoscópico. Volver es imposible. Entonces, se escribe.

Némesis

No sé cómo se me ocurrió llevarme Némesis de Philipe Roth para leer durante las vacaciones. El relato sucede en Nueva Jersey, para ser más exactos, en el barrio judío de Weequahic. Un verano tórrido de 1944 y una epidemia espantosa de polio: ecuación perfecta para la tragedia rothiana. El protagonista es Bucky Cantor, un joven profesor de educación física a cargo de las actividades al aire libre en una escuela de enseñanza media en Newark. Bucky es testigo de como, uno a uno, sus alumnos van cayendo enfermos de polio dejándolos para siempre en un respirador artificial, o simplemente, muertos.
No sé cómo se me ocurrió llevarme Némesis para leer en vacaciones. Roth, la puta que te re mil parió.
Ahora bien, hay que decirlo: el libro no tiene desperdicio. Es excelente. Me hizo olvidar el mar por un lapso de tiempo. Eso ya dice mucho.
Si están pasando por un momento pesimista en sus vidas, por favor, absténganse de leer este libro.

Ganas de volver a casa a escribir

En este viaje leí muchísimo. Hacía tiempo que no me sucedía. Y lo que es mejor: descubrí autores que no conocía, es decir, que no había leído nunca.
Me volví a sorprender con Amelie Nothomb pero esta vez con Diario de golondrina. Hace un año -en La Pedrera también- había leído Sabotaje amoroso y me había gustado mucho. Incluso llegué a regalarlo (signo de lo mucho que me gusta un libro). Diario de golondrina se lee sin aliento. El libro es frío y perfecto. El final es tremebundo y, a mi juicio, genial. Pero me detengo acá porque tal vez haya alguien por estos lares que quiera arriegarse con Nothomb.
Me devoré en una tarde La mujer en la luna de Milena Agus. Un libro tan tierno y bueno como las sopas caseras de antaño. El final no tiene desperdicio. Hay ahí una vuelta de tuerca que me encantó. Se lee de un tirón pero se saborea. Dan ganas de subrayar todo el libro de lo buenas que son algunas de sus frases. Es un libro que da ganas de volver a casa corriendo a escribir.

Mar atlántico del sur


Me fui al mar. El mar me deja sueltita y feliz. Me rejuvenece el cuerpo y las articulaciones se sienten frescas, el estómago rebozante y la espalda fuerte. No tiene precio. El mejor mar del mundo es el mar de uruguay. Tiene algas y caracoles, huevos de peces y medusas. No es para nada transparente y a veces está tan revuelto que la malla no alcanza para sostener toda la arena. Pero es el mejor mar del mundo. Me deja el cuerpo sueltito, las articulaciones felices, la espalda fuerte. No tiene precio.