22/3/21

Tener culo

En el diario aparece una nota sobre un tipo que parece que tiene superanticuerpos contra el coronavirus. John Hollis, extrañado por no haberse contagiado de un amigo que contrajo la enfermedad y vivía con él, accedió a que le hicieran una serie de estudios. "Se podrían diluir los anticuerpos de John Hollis al uno por 1.000 y seguirían matando el 99% del virus", explicó un experto.
Le mando la nota a mi hermano. Su mujer contrajo Covid el año pasado y la pasó realmente muy mal. Hubo que internarla y ayudarla con medicación y oxígeno. Mi hermano y mi sobrino, por el contrario, no se enfermaron.
-¡Mirá si resulta que es porque tenés superanticuerpos!
-Flor, a mi me hicieron la prueba de los anticuerpos y me salió que no tenía ninguno.
-Bueno, tuviste culo. Para la ciencia no sirve pero para la vida ¡un montón!

20/3/21

Bueno para mi TOC

Ayer, al volver de dar mi clase de yoga tuve inconvenientes con el estacionamiento en la puerta de casa. Lomo de burro mediante no me di cuenta y dejé la rueda de atrás arriba del cordón. Bueno, es que no hay cordón, hay un garage. Y como el lomo de burro está a la misma altura que el bordecito del garage es imposible darse cuenta de que te subiste a la vereda. Tenés que adivinar. Desde arriba del auto todo parece haber quedado perfectamente derecho. Pero cuando te bajás y lo ves te das cuenta de que no es así. Es rarísima la sensación.
El lomo de burro de alguna manera me enseña que lo derecho, en este caso, sucede cuando está torcido. Para mi, que tengo esta tendencia a enderezar, alinear y ordenar, este acontecimiento ubicado exactamente en la puerta de mi casa es un quebradero de cabeza. Resulta que las maniobras que aprendí no funcionan en esta peculiar geografía.
De todos modos, para mi TOC es todo un avance dejar estacionado el auto con la rueda de atrás subida al cordón. 

Hoy tocó ir con el auto a Ugarte, una calle de olivos que sería como un centro comercial. Teníamos que hacer algunas compras y de paso practicaba estacionar en una zona céntrica. Pero claro, hoy llueve copiosamente. Nico me explica el uso del limpiaparabrisas, las distintas velocidades, todo divino. Pero hete aquí que al limpiar el vidrio el limpiaparabrisas deja tres surcos que hacen que mi visión se vea partida en tres partes. No es que no vea nada. Veo. Pero veo partido. Siento que mi cerebro intenta encajar las partes y que mi cuerpo grita por dentro: ¡sáquenme de acá!
Cuando llegamos a destino encuentro rápidamente un lugar para estacionar. ¡Un milagro! Creo que del susto estaciono perfecto, sin sobresaltos dejando el auto derechito y con espacio entre las ruedas y el cordón. Casi que está para sacarle una foto.

O sea, una de cal y una de arena.

10/3/21

Tres

1. Saco el auto con delicadeza en primera, todo va bien. Pongo segunda y el auto toma más fuerza. Consigo pasar la velocidad mínima y empiezo a ir a 30 en una calle interna de Olivos. Bien ahí. Cuando doblo en Paraná me anuncio en voz alta: ¡voy a poner tercera! Me da gracia esto de anunciarlo en voz alta pero me da coraje. Ahora sí, voy a 40. Amo los semáforos en verde.

2. Está saliendo todo perfecto hasta que de pronto en medio de Paraná me doy cuenta de que ¡no tengo puesto el cinturón de seguridad! Lo que es la mente, ¡dios mío! Me resulta imposible ponerme el cinturón en ese momento, obvio. Cuando salgo de la avenida, en una callecita interna estaciono en el cordón y me lo abrocho.

3. Busco lugar para estacionar. Encuentro un hueco entre dos autos. Pienso que es un espacio parecido a cuando practicaba con Quique. Pero estacionar entre dos autos no es lo mismo que estacionar entre dos caballetes. Algo de la distancia falla. Después de mil maniobras (donde lo único bueno es que me doy cuenta de que ya soy un as del embrague) sale el tipo de la garita de la esquina y me dice: hay lugar acá a la vuelta. Un genio. El tipo se apiadó de mi cartelito de principiante.

8/3/21

Destino

Me voy animando. Me lleva un montón de energía. Quedo mentalmente muy cansada pero todos los días me "obligo" a sacar el auto. A veces sacar el auto amerita un viaje "de verdad". Y se siente bien. Trasladarse a otro barrio, sentir que la distancia y los tiempos se acortan gracias al auto.
Voy a comprar medialunas, voy al chino, voy a lo de mis viejos, voy a dar una clase, pasar por abajo de un túnel, ir por una avenida, frenar en el semáforo, poner la luz de giro, balizas, estacionar. Llegar a un destino. Llegar a un destino. Llegar.

1/3/21

Mi superhéroe

Estoy en una calle a punto de estacionar. Tengo puestas las balizas. El cartel de principiante se ve perfecto tanto de adelante como de atrás. La calle tiene autos estacionados de los dos lados. De modo que al intentar estacionar estoy obstruyendo el paso de una señora que me toca bocina.
-No le des bola. Vas bien. Que espere.
Pongo marcha atrás, giro todo el volante hacia la derecha, empiezo a meter el auto y lo arrimo hacia el cordón. Estoy tan concentrada que la verdad es que no escucho la bocina. Stop. Luego giro el volante todo a la izquierda y voy enderezando el auto que va entrando en su lugar lentamente. ¡Siento emoción!
Entonces la señora pasa.
-¡Forrrrrraaaaaa!-escucho que le grita Nico como un desaforado.
Lo miro asombrada ante su grito.
-Estabas estacionando, sos principiante, tenías puestas las balizas. ¿Cuál es su problema? ¡Qué espere!
-Nico...
-¡Qué!
-Sos como mi superhéroe.