28 de marzo de 2006

Requisito

Ya sé lo que tiene que tener mi futura casa para cuando me mude: lugar para colgar la ropa al sol.
He dicho.

15 de marzo de 2006

Solidaridad

Abro la puerta de mi edificio y me encuentro con mi vecina de abajo. Nadie la quiere mucho porque es mala persona y siempre se anda quejando.

-¡Qué ruido hacen sus campanitas!
-¿Mis campanitas?
-Sí, eso que tiene ahí colgado en su blacón...
-Ah, el llamador de vientos.
-¿Vió que cuando hay viento...?
-Sí, claro...
-¿Y cómo encontró sus plantitas?
-...
-Sus plantitas, ¿no se secaron?
-No, no se secaron. Mi madre venía tres veces por semana.
-Ah, yo también se las regaba.
-....
-Sí, con la manguera.
-¿Con la...?
-Sí, como yo lavo el techito no me cuesta nada.
-Ah, bueno, gracias.
-Cuando quiera, eh, me avisa.

9 de marzo de 2006

La salud de los enfermos

Esto de hurgarse el interior de uno se torna obsesivo. Insoportable. Resignación. Sé que de esta no me salvo. Me enfermé y ahora solo resta dejar que el virus haga su lento trabajo. Después de todo, tienen su derecho a vivir un poco a costa de uno, ¿no? Una pena que la salud de algunos seres dependa de que otros se enfermen. Yo, en este caso. Ok, residan un rato por aquí, mis queridos, pero luego mis glóbulos blancos tendrán que echarlos a la calle. Vamos, que el mundo funciona así.

7 de marzo de 2006

Casiopea

Desde la cama escribo esto como cuando tenía 16 años y escribía mi diario por las noches. Hoy ha sido un buen día. Entre otras cosas estoy estrenando regalo. Este teclado es super suavecito y la pantalla es un sueño líquido. Livianita y plateada. Aquí en mi regazo, o como diría Clarice, "no meu colo". A Clarice le encantaba escribir con su máquina de escribir en las rodillas. Era la única forma en la que escribía sus cuentos.
Yo también escribo con Casiopea "no meu colo".
Así, pues, te damos la bienvenida.