miércoles, 3 de diciembre de 2008

Fascinada

Estoy fascinada con el diagnóstico de hara.
El hara canta lo que el paciente no dice. Lo que el paciente ni siquiera sabe o es consciente. Pero hay que saber leerlo. Y no se lee con los ojos sino con los dedos. ¿Cómo interpretar los golpeteos, las durezas, las blanduras del abodmen al tacto?
Dicen los japoneses que una vez que uno tocó 998 haras uno puede comenzar a considerarse un principante,
Yo voy por el número diez.
Esto se está poniendo muy bueno.

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