20 de febrero de 2020

Saha navavatu

De pronto me convocan para un reemplazo en el horario de las 7:30 de la mañana. Acepto gustosa. Últimamente adoro las mañanas cuando la ciudad aún está dormida. El sol apenas asomando, la temperatura templada, ideal para una buena práctica. Siento mi mente despejada y un deseo profundo de silencio. En la calle están los madrugadores como yo que van a sus respectivos trabajos, a sus respectivas prácticas. En definitiva todo es una práctica. Claro que no todas conducen al estado de yoga.

En la clase  hay dos alumnos regulares que vienen siempre en este horario. Y además hay un alumno que quiere observar la clase. Así que somos dos practicantes, un observador y yo en el salón. La clase es muy distinta de la de los martes. Tiene un energía mucho más activa, dinámica, desafiante. Es hermoso verlos moverse al son del ritmo respiratorio. Los voy guiando, vamos adentrándonos juntos, siento que aunque no me muevo con ellos mi energía se mueve con ellos.

En el final cuando ya están sumergidos en savasana canto el mantra:

om saha navavatu / saha nau bhunaktu / saha viryam karavavahai / tejasvinavadhitamastu ma vidvisavahai / om ´santi ´santi ´santih //

Este mantra es un canto de protección. Se canta cuando se va a comenzar una instancia  de aprendizaje profunda. Es un buen mantra.

Hoy hay puro agradecimiento. Lo noto cuando percibo que salen de la postura, lo noto en la mirada brillante de cada uno. A mí también me brillan los ojos. Vale la pena haberse despertado tan temprano. Haber venido. Sí.

Nota aparte: ¿será posible conseguir un teclado para sánscrito?

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