Es sabido que nuestro mundo súper moderno y digital carece de rituales de pasaje. Pero en el mundo antiguo eran muy común estos "cortes". Eran ritos, pasajes que transformaban a la persona: un morir para renacer en otro estado.
Gustav Jung decía que a falta de estos ritos la lectura de algunos libros podía ser un ritual iniciático. Decía que leer ciertos libros podía despertar una conversación con nuestra profundidad, con nuestro sí-mismo.Se me viene el recuerdo de una lectura que fue un antes y un después. A los 13 años de edad mis padres me dieron a leer "Demian" de Herman Hesse. Ese libro me arrancó de la tierna infancia y me ayudó a sobrellevar el pasaje de la primaria a la secundaria. Me refugié en la perplejidad, curiosidad y aventuras del pequeño Sinclair. Quise ser Abel pero me vi arrojada a la senda de los hijos de Caín.
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