sábado, 28 de octubre de 2006
Bienvenida a la docencia
Estoy preparando material, me dice. Y entonces descubro la mesa llena de cartulinas de colores y fotocopias recortadas. Ah, sí, me acuerdo de las famosas cartulinas, yo nunca las hacía. ¿No? No, es decir, sí, preparaba material pero nunca así. Nunca así. ¿Y vos? ¿Vos creés que enseñas mejor porque tenés muchas cartulinas de colores? No, no me mires así, no te quedes callada como una chica de laboratorio de idiomas. Yo sé que tu fe consiste en creer. Creés en la institución donde trabajás. Son un gran team. Eso es impagable. No importa cuánto te paguen en realidad porque estar en un team que funciona bien es impagable. Siempre quisiste formar parte de un grupo, ¿no? Te angustiaba no poder ser como los otros. Te angustiaba eso y ahora a cortar cartulinas de colores. Te angustiaba no estar a la misma altura, quizás había que estar más bajo y no tan alto. Más bajo, casi al ras de la tierra. Vamos que no es difícil eso. Para nada. ¿Para nada? No. Algo hay. Lo lograste. Lo lograste aunque hayas perdido un poco el brillo de los ojos. Y te hayas vuelto mecánica. ¡Pero lo lograste! A cortar cartulinas, sí. Y no me rompas la pelotas, Florencia.
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1 comentario:
y esa mirada llena de p r e s e n c i a
basta
saludos!
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