jueves, 12 de abril de 2007

Agradecimiento mutuo

Una vez le agradecí a mi maestra de yoga por todo lo que estaba aprendiendo a su lado. Ella me sonrió enigmáticamente y me dijo que no había nada que agradecer. Que ella me agradecía a mí por haberla elegido como maestra. Y agregó que el maestro existe gracias a que el alumno existe. Y que en algún punto cuando ese alumno aparece uno tiene que agradecer por ello. Y que entonces ella me agradecía a mí.

3 comentarios:

Fabián dijo...

Qué cosa fuera la maza sin cantera...

Flor dijo...

¡claro!

Te juro que nunca había entendido esa canción...

Margot dijo...

Juro, pero juro, que esa canción resonó en mí al leer este post.