25 de septiembre de 2009

Ken / El aquietamiento (La montaña)

Vuelvo a las clases de Nora. Me gusta su manera de indicar cada uno de los ejercicios, el silencio de las ventanas azules del estudio, el piso gastado de madera. El cuerpo me pide descanso en el movimiento y Nora para esto es ideal. Los ensayos me dejan agotada. Uno pensaría que es sólo el cuerpo, pero no. La mente no descansa. Sigue hasta altas horas de la noche. No puedo dormir bien. Doy vueltas en la cama. Me enrosco en las sábanas y me entorbellino. Demasiada madera para tan poca agua. Mi árbol se está haciendo grande pero necesita estructura, necesita determinación, necesita... dormir.

Le pregunto al i ching si debo mudarme de casa. A veces fantaseo con un espacio más pequeño. Amo este jardín. Amo a la casa en su totalidad. Pero hay veces que me siento un poco extraña. Pienso en que quizás la vida que me estoy construyendo necesita de otro tipo de morada. Pero el i ching responde lo que yo misma me respondo cada vez que fantaseo con una mudanza. El aquietamiento. "La verdadera quietud consiste en mantenerse quieto una vez llegado el momento de mantenerse quieto, y en avanzar una vez llegado el momento de avanzar. De esta manera quietud y movimiento están en concordancia con los requerimientos del tiempo".

Tengo que aquietar mi corazón. Y avanzar.

2 comentarios:

Julián G dijo...

quizá yo sea más básico, pero cómo se sabe cuándo quedarse quieto o avanzar? qué nos dice el momento de cada cosa?
yo siempre pienso que estoy quieto y debería estar en movimiento

Flor dijo...

¿No te parece que lo más básico de todo es saber justamente cuando avanzar y cuando detenerse?