Revisando unas cajas donde guardo material de la facultad y de otras materias que fui estudiando a lo largo de mi vida encuentro una caja azul etiquetada de la siguiente forma "Cosas, secundaria". La abro sin mucho interés y me encuentro con algunos trabajos, narraciones escritas a mano y fotocopias de artículos. Algunos trabajos de quinto año están escritos en una máquina de escribir que tuve antes de que mi padre comprara la primera PC.
Sin embargo, la joyita máxima se la llevó una corrección de mi profesor de Historia -era universitario de Puan, el colegio se jactaba de tener todos profesores universitarios- en un trabajo que hice sobre la caída del muro de Berlín. En el trabajo (escrito ya en la flamante PC que mi padre trajo un buen día de 1994) yo había escrito una frase que decía "me propongo demostrar.... etc.). La frase está marcada en rojo y la corrección es la siguiente: NUNCA USAR LA PRIMERA PERSONA.
Ahí comenzó la fragmentación supongo. Esta frase la escuché hasta el hartazgo en la universidad.
Hoy, sin embargo, me propongo usar la primera persona. La singular y la plural.
Cuando quiero hacer algo lo hago siempre en primera persona. Siempre.
Pasivas con se y usos impersonales del lenguaje, absténganse, por favor.
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