10/1/13

gollum, la invisibilidad o el siniestro caso del baño en un showcase cinema de Belgano

La idea era ver El Hobbit con amigos en High Frame Definition y por eso elegimos ir al showcase de Belgrano, un complejo de cines en Monroe y Arribeños que manejan esta tecnología. Antes de entrar a la sala se me ocurrió pasar por el baño (El Hobbit dura alrededor de tres horas). Y sucedió algo que quiero contar en este espacio porque lo repaso en mi memoria y aún así no puedo creerlo.

Estaba en el primer cubículo. Había cerrado con la traba. Estaba literalmente bajándome la bombacha cuando sentí que alguien empujaba bruscamente mi puerta. Me sobresalté pero pensé: no pasa nada, alguien se debe haber caído o algo. Pero luego sentí que alguien golpeaba la pared lateral de mi cubículo y eso ya no me gustó. La situación era irreal. Estaba en un cubículo blanco, perfectamente iluminado, inmaculado porque las señoras de la limpieza pasan cada diez minutos a limpiar, en un showcase que tiene cámaras por doquier (menos en el baño) y aún así, de pronto, sentí que algo no estaba nada bien. Agarré mis cosas (tenía la cartera en bandolera y un saquito que había traído por las dudas de que el aire acondicionado fuera muy frío, destrabé la traba y traté de salir. Pero alguien, del otro lado, me lo impidió. Alguien -no sabía si era hombre o mujer- me estaba cerrando el paso. Empujé la puerta pero no podía salir. Mi corazón se aceleró pero no grité. ¿Pésimo instinto de supervivencia? Agradecí que la puerta se abriera hacia afuera. "Puerta liviana, se abre hacia afuera, tengo que poder salir de aquí". Con una fuerza que saqué de las entrañas empujé la puerta, logré sacar un brazo, trabar la puerta y seguir empujando. Sentí que una mano me agarraba del saquito (que por suerte no tenía puesto). Lo solté y salí disparada hacia afuera. A unos metros estaban Nico y una amiga.

-Vámonos ya de acá- fue lo primero que me salió decir. Tenía el pulso acelerado. Ellos me miraban raro, no entendían por qué estaba tan mal.
-¿Qué te pasó, Flor?
-No sé, me encerraron en el baño, no entiendo... salí de pedo.
-¿En el baño, acá?
-¡Sí! ¡Acá!
-¿Te robaron algo?
-No, fue muy rápido, bah, sí, se quedaron con el saquito que tenía. Pero la cartera la tenía en bandolera.
-¡Qué hijos de puta! Querés hacer una denuncia? Vení, vamos a hablar con alguien.
-¿A quién voy a denunciar, si no lo vi? No vi nada.

Hablamos con alguien del personal que más que invitarnos a unos cafés, devolvernos el dinero de las entradas (que no acepté) y pedirme mil disculpas no pudo hacer otra cosa. Una señora de la limpieza me trajo el saquito que lo habían dejado colgado en el primer cubículo del baño.

Luego del café, me calmé, entramos al cine y vimos El Hobbit. No pude evitar pensar en el atacante anónimo y la relación con el anillo que permite la invisibilidad. Me atacó Gollum, pensé. O algo así.  


  

2 comentarios:

Irene dijo...

Qué susto!!! Al final era útil ir al baño acompañadas! Beso!!

Flor dijo...

Lo mismo pensé yo, Irene. Ya sabemos la rta. Tanto que nos cargan con eso.