14/6/22

Se va la segunda

La felina blanca, que nos acompaña desde hace cinco años y a la cual veneramos como ella sola se lo merece, me arañó hace unos meses un lunar que tengo en el torso. Desde entonces el lunar quedó bicolor y, por supuesto, cuando me fui a hacer la revisión de lunares la dermatóloga dijo: este va a haber que controlarlo. Como ya tengo historia con este temita de los lunares que cambian de color decidí que la gata capaz tiene razón y hay que sacarlo del todo. El cirujano plástico estuvo de acuerdo. Así que ahí va la segunda. Gracias Lua por ser una gata blanca, sanadora y no se cuánto pero porfa dejá de lacerarme lunares que estaban en perfecto estado, eh.

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