miércoles, 19 de enero de 2011
Maru Kogan
El sinsentido de la muerte de Maru Kogan. Era joven. Era hermosa. Era buena. Leo los últimos mails que nos escribimos, las conversaciones por chat, algo de unos exámenes, mudanzas y, por sobre todo, escribir. Le gustaba escribir literatura autoreferencial y, a veces, se sentía menos por eso. Es un enorme sinsentido esto. Leo su twitter en donde dice algo sobre sus plantas, si alguien se las puede regar cuando sus plantitas la sobrevivan. Y me largo a llorar. Y me digo, no puedo estar tan triste por alguien que sólo vi una vez en mi vida. Pero qué va, los lazos de escritura a veces son más fuertes.
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