A veces somos tan distintos.
Por ejemplo cuando del jardín se trata.
Me dice: basta, embaldosemos todo.
Porque una hormiga se subió a su pie
o una abeja osó acercarse a su pelo
o una babosa caminó por el felpudo verde.
Yo le digo que no.
Porque las baldosas las va a tener que limpiar él
porque el pasto es más fresco en verano
y aunque pique
da menos calor.
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