martes, 28 de enero de 2025

Día 1

Me propuse empezar a escribir sobre mi propia práctica pero nunca lo hice. Vamos a ver si este año me es posible llevar un registro de lo que es yoga. Nadie se pone muy de acuerdo. Hay diferentes métodos, lecturas, prácticas.

Yo siempre vuelvo a leer a Patanjali cuando me empiezo a perder en la marea de lo que ofrece instagram. Siempre es necesario volver a las lecturas básicas. También porque necesito reconectar con el sánscrito. Me anoté en un curso de verano que estoy haciendo de manera asincrónica donde leemos un capítulo del Santi parvan del Mahabharata. Voy muy atrasada. Ya se termina enero y yo sólo hice dos clases allá lejos en diciembre. 

En el sutra número dos de la carpeta II, Patanjali explica tres prácticas que nos van a ayudar a calmar la mente y acercarnos a nuestro objetivo que es samadhi: tapas (disciplina, austeridad), svadhyaya (estudiar los textos, leer el mundo a través de la lente de los textos sagrados: Upanishads, vedanta, yoga sutras) , Isvarapranidhana (ofrecer nuestras acciones a Isvara, sin expectativas del resultado). Con estas tres ya empiezan a suceder cosas. El sistema del yoga es muy complejo, consta de ocho partes de las cuales asana y pranayama son las más conocidas por el público occidental. Muchos de nosotros jamás logramos dominar estas ocho partes en una vida. 

Pero con la práctica de estos tres algo comienza a suceder. Muy lentamente dejamos de querer controlar las cosas. En algún momento algo se destraba sin que nos demos realmente cuenta y dejamos que las cosas fluyan, sean. Es muy difícil dejar que las cosas sean. Tenemos el impulso constante de querer intervenir. Como si nuestra presencia fuera muy importante, lo que tenemos para decir es muy importante, nuestra acción hará toda la diferencia. Pero nos cuesta horrores observar que lo que es, simplemente es. Lo que no es, no es. Tan simple y complejo. Porque ninguno de nosotros quiere que realmente las cosas sean. Queremos que las cosas cambien, que sean del modo que nosotros queremos. Dejar ir es dejar que las cosas tomen el rumbo sin perturbarnos. Isvarapranidhana acá tiene un papel fundamental. Para quienes logran esta práctica todo se vuelve muchísimo más fluido. Para quienes no, hay otros modos, Patanjali no deja a nadie en la estacada. 

Al principio, dice Patanjali, la práctica de yoga debe ser suave de manera que podamos comprender como reaccionamos a ella. Pequeños cambios y actitudes llevan a un conocimiento de nosotros mismos y a una constancia. Algo pequeño puede tener un enorme impacto. Y cuando percibimos eso queremos saber más. De esa manera nuestro compromiso será mayor. Hay personas que no se dan cuenta de esos pequeños cambios hasta más tarde cuando se dan cuenta que han logrado sostener un hábito que parecía imposible. Y no estoy hablando sólo de hacer la práctica de asanas. Hablo de abandonar hábitos que nos hacían mal y abrazar aquello que no es hace bien. Cambiar las lentes para ver el mundo. No es poco. Es mucho. Aunque no domines asanas avanzadas es probable que estés más cerca de samadhi que alguien que sostiene sólo una práctica ardua de ejercicio físico.  

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