martes, 31 de agosto de 2004

Recorridos I

Ayer caminé demasiado y por muy diferentes lugares. Diferentes actividades me llevaron a desandar caminos que recorrí hace mucho tiempo. Aquella sala donde se dio la conferencia de la francesa Géneviéve Patte fue la misma sala donde tuve la oportunidad de conocer a Van Dijk hace ¿seis años? cuando aún era una estudiante de la carrera de Letras. Sé que era el año 98 porque por ese entonces estaba leyendo El evangelio según Jesucristo de José Saramago y la primera hoja del libro lleva mi nombre junto con el año en que lo leí ( así que, ya ves, Guille, sí sirve escribir el año a veces). Por entonces la ciudad me parecía más grande y menos injusta. Esta vez los enormes edificios de la calle Carlos Pellegrini no me deslumbraron. Simplemente me dieron mucha rabia. ¿Tenían que hacerlos tan ornamentados, opulentos, altivos? Y el recorrido del 130, siempre tan bello, rodeado de aquella madreselva, los árboles altos de Palermo, el puente categórico de Recoleta, el sol en la mañana de un lunes. Así cualquiera se enamora de esta Buenos Aires.Y luego mi departamentito de puertas que no cierran, de ventanas chicas, de techos bajos. La corrida por aquella calle estrecha donde no hay árboles altos, salteando las cagadas de los perros, los vendedores ambulantes, las changuitas, el policía apostado en aquel supermercado chino. Y la gente saliendo con las bolsitas del día.

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