La primera vez que tomé una sopa de cebollas fue en casa de Zully. Era invierno y por esa época yo vivía resfriada porque me negaba a usar pantalones. En cambio, usaba unas polleras muy largas con medias poco gruesas (insuficientes para el invierno de hace once años) que dejaban traspasar el frío infernal de junio.
Todos comíamos mal, además. Falta de tiempo o porque no era importante. O porque era más importante el café con leche del bar de la esquina. Y los panes calientes que unos chicos vendían después del teórico de las nueve: ajo, tomate, queso o cebolla. Y eso era cenar. El tiempo se nos escurría en ideas para cuentos, obras de teatro, guiones de cine. Masticábamos poco pero tragábamos mucho. Engullíamos ávidos toda la maravilla (y toda la porquería) para quedar atrapados como moscas en la inmensidad de los pasillos de la facultad.
Siempre volvíamos tarde a nuestras casas, cuando en la mayoría de las familias ya se había cenado.
Pero en casa de Zully no. La casa de Zully siempre estaba abierta y en invierno olía a sopa de cebollas. Y su sopa de cebollas era espesa y humeante. Era un bálsamo para el frío. Una caricia para la noche que ya había empezado en nuestros estómagos adolescentes.
A mí no me gustaba la sopa. Pero después entendí que lo que no me gustaba era la sopa que se hacía en mi casa. No me gustaba la sopa de sobrecito. Las sopas quick.
Nunca le pedí la receta a Zully porque yo, en ese entonces, no sabía preparar ni un huevo frito. No es que me preocupara mucho. Aprendí cuando fue necesario y luego me gustó cocinar. Pero nunca fui amiga de recetas que duran más de una hora. La comida no debe tardar mucho en hacerse. Nunca el trabajo debe ser mayor a la posibilidad de disfrutarlo.
La sopa de cebollas de ayer salió espesa. Salió humeante. Salió tal cual yo la recordaba. Guille me preguntó si así eran las sopas que probé en París hace un año y yo le dije que no.
Esta sopa era más antigua y tenía historia.
11 comentarios:
Son las 10.30 de la mañana y me despertaste unas ganas tremendas de tomarme una sopa de cebollas espesa y humeante!
Le digo que las que vienen en sobre ahora son espesas y humeantes.
Le aconsejo la de crema de cebollas (la de sobre grande, no las individuales) y despues me cuenta.
fabián: me pregunto qué habrás almorzado hoy, jejeje (son las 7:30 de la tarde y mastico mi tostada).
Pola: epa, muy buena su intervención. Las probaré y luego daré mi veredicto.
yo empecé a hacer mis propias sopas cremas el invierno pasado. Experimenté hasta con pepinos (no los recomiendo). La que más airosa salió fue la de zapallitos. Probaré con la cebolla.
Ummmm a mí me gusta la de zapallo y también tiene su historia, de chica era como obligación y lo odiaba. Hace unos años, en una nevada en el sur, sólo quedaba un zapallo y muchas bocas…fue lo más rico!!!!! Ahora cuando lo preparo mis hijos lo miran con älegría y yo me río.
¿Cómo está Gabriel, anda por mi zona (Benavidez)?
confusión de flores argentinas...no está mal.
la crema de zapallo -aquí le decimos calabaza y suena más a cenicienta- es mi preferida: dulce, espesa, muy hogareña.
la de cebolla que hacía diana, una amiga francesa de baires, con "tropezones" de pan frito tostado, era exquisita, pero no sé si mi estómago y mi hígado podrían aguantarla hoy.
¿tropezones?
¿son los croutons?
Aquí la calabaza es redonda y verde. Su textura es más cremosa que la del zapallo. El zapallo es anaranjado y medio alargado. ¿O es al revés? Yo siempre me los confundo. Pero en la versulería le digo, deme eso. Y ya está.
Sí, es pesadita. Pero ya estoy pensando en una versión más tranqui. Si sale bien después la paso.
clau!
Gabriel está precioso.
Está plantado en el jardín de mi casita en Olivos.
Saludos!
¿cómo es la historia de que quedaba un sólo zapallo? ¿Dónde vivías? En qué parte del sur?
Me dio curiosidad...
A mi me gusta la quick de zapallo pero tiene mucha sal, yo hago una con la bandejita de verduras que venden ya cortadas, la licúo y le agrego leche en polvo una cucharada vuelvo a licuar, y la pongo en el freezer en tuppers individuales para tomar a piaccere.
mmmm rikisima!!!De cebolla, noooo, paso.
Saludos
jijiji a mis 21 añitos me casé y aterricé al otro día en un pueblito “Colonia Centenario” en Neuquén, chiquiiiiiiiito y solitario. Muy cerca de la cordillera, bueno cerca, con el citroen parecía lejos, era una aventura. Todo el tiempo nos escapábamos a lugares soñados y a veces te quedabas atascado por la nieve en algún refugio…
Luego nacieron mis hijos varones y años mas tarde el viento nos devolvió por estos pagos, pero siempre volvemos al sur que nos vio crecer.
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