lunes, 4 de junio de 2007

El vicecónsul

Me había empecinado en leer El vicecónsul de Marguerite Duras. Hace un año me topé con Escribir donde allí Marguerite contaba bajo que circunstancias había escrito El vicecónsul. En ese momento no pude evitar sentirme curiosa pero por más que busqué no encontré ninguna novela suya salvo El amante (que todos conocemos de memoria por la película y el guión).
En Escribir (un libro bellísimo) Marguerite hablaba de su casa en un pueblo. Ella escribía en el cuarto de arriba (el de los armarios con puertas azules) y luego en una gran mesa ubicada en la sala para poder mirar el jardín. Yo me la imaginaba deambulando sola por esa casa con su eterno vaso de whisky, cuidando de un guiso mientras mutilaba alguna frase polvorienta. La sentía cercana, muy cercana. A mí no me gusta el whisky ni tengo una casa con armarios de puertas azules pero entendía a la perfección ese impedimento solitario de no poder hablar del libro que se está escribiendo.

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