17/4/08

Ceremonia

La primera vez que vine a este bar tenía 19 años. O sea, 12 años menos que ahora. Cuando vine por primera vez mi papá me miró con esos ojos negros y almendrados que tiene y me preguntó qué pensaba hacer con mi vida. Fue una charla tremenda pero que hoy recuerdo con mucha ternura. Tuve dos charlas más así con mi papá. Yo a los 19 años era una catástrofe con patas. Posiblemente mi papá estaba preocupado. Yo también estaba preocupada aunque no es lo mismo preocuparse siendo hija que siendo padre, supongo. Los hijos nos preocupamos a menudo pero de una manera egoísta. Es nuestra vida lo que se pone en juego. Mi padre estaba preocupado por mí y no precisamente de una manera egoísta. Lo cierto es que me llevó a este bar "a tomar un café". Estábamos a fines de la década del noventa donde los bares de Belgrano tenían barras de bronce, mesitas de madera, sillas con respaldo, mozos de verdad, potus colgando de las ventanas y ceniceros en las mesas. Era invierno. La luz era lechosa y despareja. Tomamos el café y hablamos mucho. Debo haber llorado un poco también.

Nunca más volví a tomar un café a este bar. Hasta hoy. Porque hoy pasó algo. De todas las veces que tuve que hacer tiempo nunca se me ocurrió la opción de este bar. Este bar era el bar de la pregunta "qué iba a hacer con mi vida" formulada por mi padre. Pero hoy necesitaba volver no exactamente a esa pregunta sino a la sensación de saberme protegida por esa pregunta. Saber, por ejemplo, que esa pregunta nos la podemos preguntar a lo largo de la vida muchas veces. Parar la vorágine del día, el frío de afuera, sacarme el abrigo, tomar un café servido por ese mozo de verdad, mirar los mismos potus colgando de las ventanas y preguntarme eso, sí, qué carajo estoy haciendo con mi vida. Y responderme. Sí. Responderme que estoy haciendo algo bueno.

2 comentarios:

Acercandra dijo...

Si. Parece que "vivirla" no suele ser una respuesta apropiada. Pero es lo que hacemos. Vivir y escribir lo que has escrito aquí, así como lo has escrito, creo que es algo bueno.

Saludos

Margot dijo...

Este post me encantó.