Llegamos con Deb a la costa argentina.
Departamento en Mar del Plata frente a la playa. Todo está bien. Está nublado pero tenemos la actitud de "la vida nos sonríe". Vamos al súper a comprar provisiones para el fin de semana. Deb es vegetariana. Yo no. Deb come todo sin sal. Yo necesito consumir con sal sino me baja la presión. En la góndola de frutas y verduras cargamos una buena parte de nuestra compra.
Comentario de Deb al pasar por la sección de la carnicería:
Deb -Si vos querés comprar carne muerta, no hay problema, ¿eh?
Yo-Podías obviar el adjetivo, ¿no? Era obvio que no iba a estar viva.
Luego, en la góndola de lácteos le digo de comprar algo de queso.
Deb-Ah, sí, pero yo compro éste que es bajo en sodio.
Yo-Pero es un queso, Deb. ¡Algo de sal tiene que tener!
Deb-Bueno, está bien... puede ser.
Yo-¿Qué te gusta más? ¿La serenísima o Sancor?
Deb-Y.... si me voy a envenenar mejor decidí vos qué comprar.
Yo-...
Deb-¿Qué?
Yo-¡Oy Vey!
1 comentario:
te diré que tras 25 días en vietnam, nada es "obvio"... sobre todo el estado vital en que se encuentra la carne en venta...
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