Hacía frío en el templo y por eso el monje hizo lo que sentía que debía hacer. Tomó un Buda de madera e hizo una fogata con él. De ese modo pudo calentar sus cuerpo. Un discípulo que había visto esta acción se acercó al maestro sin comprender. "Maestro, has quemado al Buda", le dijo. El monje lo miró muy tranquilamente y comenzó a revolver con una ramita el fuego. "No veo que haya ninguna
sharira (reliquias)". "Pero no, maestro", replicó el discípulo, como va a haber
shariras si es un buda de madera". El monje sonrió. "Entonces ayúdame a traer más de estos porque la noche es larga y aún tengo frío".
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