miércoles, 28 de febrero de 2007

académica

Ayer buscaba mis carpetas de la facultad. Cajas y cajas de materias. Qué ganas de tirar tooooodo. Pero no, me contuve. A veces salen trabajos donde todo eso tiene un fin y termina sirviendo. Lo que no soporto son las fotocopias en mal estado. Con esas soy irreductible. A la basura. Me encontré con algunos trabajos que escribí hace tres años. Una chica seria. Posiblemente sabía de lo que hablaba. No sé si hoy podría escribir algo así. A veces tengo que escribir artículos pero no es lo mismo. Cuando escribo esos artículos soy más yo. En estos trabajos, en cambio, es como una señorita impostada, una voz aguda y crítica, inteligente a veces pero sólo a veces. La mayoría de las veces es una inteligencia robada y esa no vale. Sigo leyendo y encuentro frases que sí son mías. Con mi yo más auténtico. En esas frases encuentro mis cicatrices. Al fin y al cabo, a veces, sí me divertía. Escribir una monografía, jajajaja.

Me pregunto qué hubiera escrito de haber seguido con ese trabajo de investigación. Una cosa horrenda, seguro. No un libro. Un mamotreto de 150 páginas que nadie de los que amo hubiera conseguido leer.

jajajaja.

Así que ya sé por qué.
Basta.

1 comentario:

piscica dijo...

jajaja, qué buena reflexión.
al título 'académica' faltaría agregarle un 'ex' delante.

otra cosa: calculo que las personas que amás hubieran intentado leer el mamotreto hasta el final, aunque después de leer la última hoja te hubieran sonreido forzosamente (claro, maldiciéndote por dentro) (ni hablar de evaluar tus ideas, jaja).

obviamente, yo me quedo con tu poesía (ehhh, pero no digo que no seas inteligente!!! todo lo contrario, justamente!!!)