Yo nunca miro a la rosa
por su color de quimera,
la miro porque ella tiene
la sangre de los que sueñan
porque en sus gajos florecen
las manos del que la siembra.
Si el canto no se levanta
como la hoguera del fuego,
si no libera las penas
de los que están en la tierra
de nada sirve que suene
la voz de la chacarera.
2 comentarios:
flor, te quiero jajaja
me parece que andamos marcando el mismo pulso. Y para colmo tenés al Cuchi ahì al costado
oh, sí, el cuchi es un maestro!
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