jueves, 20 de octubre de 2005

Estrella

Consigna: Por la tarde tomar helado rico en la plaza de la Redonda y mirar los pocos árboles que aún dan sombra. No hago caso del humo pestilente de todos los autos y colectivos que pasan por Juramento. Sólo tengo ojos para los árboles y mis papilas gustativas están atentas a la merengatta y al dulce de leche granizado.
-¿Te gusta la artesanía?
Está parado frente a mí. Lleva lentes oscuros y un alambre color dorado en sus manos.
-Te voy a hacer algo especial. Para vos. Cuando no vendo nada se me da por hacer estas cosas.
Lo miro con desconfianza porque sé lo que va a venir después. Él me hará una chuchería con su alambre amarillo. Cualquier chuchería que yo sé de antemano que no necesito pero que tampoco me animaré a rechazar. Luego me dirá que yo ponga el precio y ya no tendré escapatoria.Sin embargo, estoy curiosa. Me inclino un poco para ver cómo sus manos van moldeando una estrellita amarilla de cinco puntas.
-Esta estrellita es un prendedor, ¿ves?
Acerca sus manos a mi mochila y la prende sin ningún esfuerzo. Ha llegado el momento. Ahora pedirá su moneda. ¿Cuál será mi precio? Miro la estrellita. Es diminuta y se perderá en cualquier traspié que sufra la mochila en su recorrida diaria. De pronto se me ocurre algo.
-¿Cuál es tu nombre?
Me mira desconcertado. Se saca los lentes oscuros y descubro que tiene una mirada cristalina preciosa.
-¿Mi nombre?
-Sí, tu nombre.
-Alejandro.
-Yo me llamo Florencia.
-Florencia- repite.
-Gracias por la estrella.