17 de octubre de 2005

Reconocimiento

Ya no hay cariátides ni pomonas ni angelotes en mi ciudad. Los monoambientes, los dúplex y las torres se los han llevado. Hoy he visto un hueco donde antes supo existir una casa de vetas y ornamentos varios. Las líneas rectas son el progreso. Lo curvo es el pasado. Y quienes experimentan algún tipo de reconocimiento de este pasado se van muriendo. La ciudad, entonces, se vuelve hostil y los rascacielos tapan el sol.