Mi espalda es un libro abierto, un remanso donde mi omóplato izquierdo no quiere despegarse.
Asimetría.
Sus manos me pellizcan suavemente, avanzan sobre el músculo y llegan al tendón. Suaves y precisas van pelando la madera añosa, dejándola en carne viva.
Mi espalda tiene algo de tallo verde y de tronco añoso.
La cuña se ablanda bajo sus manos poderosas. Quiero ser junco. Moverme con el viento. Liberar las esporas. Los dedos van filtrando frustraciones, traiciones y necedades. Como un arroyo que atraviesa un caño mohoso. El agua pura arrastra las historias que no se cumplieron y que se quedaron pegadas.
Todos estos días he soñado mucho. Algunos han sido sueños reales. No me asusto. Sé que me estoy liberando.
5 comentarios:
mmm qué lindo Flor! cómo me gustaría ilustrarlo! pensaste en un libro de poesías?
que genial Flor, la imagen de las manos que pellizca y ván liberando al cuerpo, es tan poético, mejor dicho, lo convertís en poético.
Soñar es muy liberador y sano! Viste qué sensación esa cuando te van despegando de a poco!? Vas a un masajista o quiropractico es?
clau! tenés todo mi permiso! Dicen que una imagen vale mil palabras.
flor: gracias.
Tina: estoy estudiando shiatsu hace ya más de medio año y en la ecsuela me estuve atendiendo con una terapeuta en shiatsu. Fui a varias sesiones y entre otras cosas descubrí la asimetría con mi omóplato izquierdo. ¿Quién lo diría? ¡Siempre me dolía el derecho!
En fin, uno nunca termina de conocerse.
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