viernes, 6 de junio de 2008

Mi lado derecho se queja porque el izquierdo adquirió preponderancia. Yo soy diestra, le dije. Muy diestra. Una semana después me tragaba estas palabras.
A veces para soltar la voz no hay que decir nada.
Le digo que no me prejuzgue. Y él dice que no es prejuzgar, que me conoce, que *sabe*.
Me río por dentro. ¿Cómo sabé él algo de mí que yo no sé aún?
Estamos ante un nuevo paradigma, le había dicho mi padre a mi madre refiriéndose a mí. Y contra todos los pronósticos no sólo no me molestó su parecer sino que se lo agradecí con el alma.

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