Cuando un órgano dice: "basta, esto no lo puedo hacer pasar, calmate o se viene la debacle", lo más sano sería hacerle caso. Pero si estamos empecinados en seguir, la debacle llega con la fuerza de un tornado. Estar en el ojo del huracán sin tener mucha conciencia de eso es peor que la debacle misma. Ahora bien, el ojo del huracán también se asemeja a la mira de una escopeta que algo o alguien quiere disparar. Desde la torre más alta nuestro propio ego apunta. Y cuando el ego apunta -y es certero- el cuerpo despierta. Cuando un órgano se pasa de listo otro órgano se lo hace saber. Acá todos cooperamos, hermano, quedate piola o te las vas a ver con nosotros.
Un gran equipo, el cuerpo.
3 comentarios:
Flor:
me re copó, utilizaste tan bien la poesía para describir a la biología misma.
Qué buenas imágenes que usaste para explicarlo.
Muy precisa, asi de simple ( y de complejo)
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