Lázaro y Gabriel saludándose
Gabriel dio sólo dos limones. No fue una buena temporada para los frutales y él mío me lo hizo notar. No te aflijas, me dijo un Ingeniero Agrónomo, las lluvias vinieron muy fuerte el año pasado, el granizo arrancó todo.
No me afligí pero redoblé la apuesta y fertilicé y regué a Gabriel tal como Ingeniero Agrónomo sugirió. Ya tiene nuevos brotes y flores. Veremos qué pasa este verano. De todos modos, ya tiene un nuevo amiguito: Lázaro. Lo encontré a tres cuadras de mi casa mientras dábamos una vuelta con el perro. Estaba paradito en la vereda como esperando a alguien, con todas las raíces al descubierto.
Lázaro no tiene ni un limón pero por la hoja se sabe que es un limonero con todas las de la ley.
Lo trajimos con ayuda de Nico (al perro lo dejé previamente en casa porque estorbaba) y dejamos un reguero de tierra por todo el camino.
Una vez en el jardín lo inspeccioné y noté que efectivamente tiene todas y cada una de las hojas viejas abichadas (minador, cochinilla, no le falta nada al pobre) pero la llegada de la primavera le está haciendo brotar nuevas hojas moraditas, relucientes y sanas. Y por si fuera poco, el tipo tiene pimpollos de flor de azar.
Nada detiene a la naturaleza, aunque esté enferma.
Así que quizás, entre los dos limoneros se ayudan en esto de la polinización. Viento y abejas, pónganse las pilas, eh.
2 comentarios:
Que lindos!!! Amo los limoneros, ojala den muchos limoncitos!!!
Ayer mientras volvía a casa miraba los jardines de Haedo y me acordaba de vos y este post.
Pensaba si otras mujeres en esas casas le regalarían un nombre a un árbol y luego le conseguirían un amigo.
Esa delicada astucia de insistir en lo que los otros desechan.
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