viernes, 11 de mayo de 2007

Biblioteca de Olivos

Ayer fui a la biblioteca de Olivos.
Me recibió una mujer de sesenta años. Pelo corto, manos ateridas por el frío de la biblioteca y labios finitos. Me presenté y le expliqué el objeto de mi visita. Me miró mal y luego replicó que la biblioteca ya no tenía lugar para guardar más libros. ¿Novelas? ¿Literatura? No, no sirve, de eso tenemos un montón. Me limité a mirarla fríamente. ¿De qué tienen un montón? De novelas. Sí, pero cuáles novelas. ¿De las buenas o de las que son una porquería? ¿De las que son basura para un público mediocre o de las que nos traen momentos irrecuperables, momentos de estar en casa, con un libro calentito a la luz de una lámpara? Le mostré mi listita. Su cara, hasta entonces de piedra, pareció ablandarse. Ah, pero esto es otra cosa, me dijo. Mire, respondí, yo no vengo a tirarle mis muertos. Vengo a donarle algunos de mis libros. Y estos libros - repaso un dedo por la lista que ella sostiene ávidamente- son libros que yo elegí en algún momento de mi vida pero que ya no quiero tener más por razones que no le voy a especificar a usted. Claro, le ocupan lugar, me dijo. No, no es eso, lugar tengo de sobra, me acabo de mudar a una casa con muchas paredes para poner bibliotecas. No, no es por el lugar. Aún así son buenos libros y si ustedes no los quieren tendré que sacarlos a la calle. ¡Pero no!, exclamó indignada, ¿cómo los va sacar a la calle? Y sí, le replico, ¿o acaso los cartoneros no leen libros? Y si no los leen los transformarán en mercancía. ¿Y sabe qué? No me importa. Servirán al menos para algo en vez de estar muertos en mi casa. Circularán, señora. Eso es lo que quiero, que circulen.
Me mira. Vuelve a repasar la lista. Dice mmmh, a verrrr.
Dígame, ¿viene mucha gente a leer a esta biblioteca? Sí, me dice, sacan un libro por semana. Este, por ejemplo, me dice señalando un ítem de la lista, lo piden mucho. Ah, sí, el de Caparrós. Sí, el de Caparrós.
Pero vos de dónde tenés tantos libros, me dice por primera vez tuteándome.
Señora, qué quiere que le diga... tengo treinta años. Leo desde los seis. Uno va cambiando los gustos, ¿no? Por otra parte, yo nunca pisé una biblioteca para leer literatura.
Eso explica todo, me dice. Bueno, deme su número y déjeme la lista. La llamaré pronto. Probablemente le pida que me traiga todos los libros. Son muy buenos.
Gracias, señora.
Y hasta luego.

8 comentarios:

Fabián dijo...

La semana pasada, en nuestro periplo inmobiliario habitual (estamos en plan de mudanza) llegamos a una casa desocupada en la que habían hecho en algún momento una especie de "Feria Americana" para deshacerse de los "trastos". Se veian todavia muchas cosas, las que la gente descartó. Sobre una pila de libros viejos, sobresalía un ejemplar muy bien conservado de "El guardián entre el centeno" de Salinger. Afortunadamente el señor de la inmobiliaria me bendijo con un "si te gusta llevatelo". Creo que hoy lo termino de leer.
Está muy bien alentar a que los libros sigan circulando. Si la bibliotecaria no te llama, ya encontraras la forma.

Flor dijo...

Buenísima la historia. Me encanta cuando pasa algo así. A mi me encanta Salinger y reconozco que nunca dejaría abandonado mi ejemplar de "El guardián en el centeno", o en realidad, "El cazador oculto" (que así se llama en mi traducción).

De a poco los libros comienzan a circular. Primero fueron los amigos que me pidieron algunos ejemplares. Los envolví cual regalitos y los distribuí como un Papá Noel alegre. Luego un cartonero al cual le di un "Alicia en el pais de las maravillas" de la colección Robin Hood (la amarilla). Creo que ese libro lo tenía repetido como tres veces (regalos de tías, de abuelas, porque a la nena le gustaba leer y no habia otro libro, parece). Me dijo que tenía una nena de nueve años. Ideal.

Y así vamos, de a poquito, ubicándolos en nuevos hogares.

Salvo uno de Silvina Bullrich que lo tiré a la basura.

¿Y la casa? ¿Estaba buena? Contame como van tus paseos inmobiliarios. Y a no desesperar.

c. dijo...

es una caradurez mía pero:
si publicás la lista acá?

yo viajaría hasta Olivos para rescatarlos y leerlos luego.

c. dijo...

parece que no pero lo mio sigue siendo una sugerencia.

Flor dijo...

C:

Pasame tu mail y te mando una lista. Si no querés dejar tu mail acá escribime a nubedeagua@hotmail.com

beso,

Flor.

Fabián dijo...

Viste esto? no está mal eh!
http://www.bookcrossing-spain.com/

Flor dijo...

Sí!
Ayer salió una nota en la nación sobre esto.

Anónimo dijo...

La biblioteca de Olivos nooooooooooo... Esas viejas son unas desgraciadas. Yo vivía a dos cuadras de ahí y sacar libros siempre fue un problema.
¡Me encantó tu filosofía!
Saludos,
Fer