Todas son herramientas.
Los profesionales a los cuales acudí, los libros que leí, el inmenso camino del yoga, el amor de mis papás, el amor de mis maestros, el bellísimo camino del shiatsu, hacer zazén, la macrobiótica, cultivar literalmente mi jardín, cultivar mi paciencia, cultivar mi intelecto, cultivar mi amor, el maravilloso amor de Nico, la increíble paciencia de Nico, la charla con algunas amigas muy queridas, el abrazo de las amigas que no se vencen, el café con alguien que supo querernos mucho y siempre estará ahí, el consuelo de la música, las palabras justas de mi analista, el sonido de la guitarra, el sonido de mi voz vibrando en la cavidad de mi cuerpo, el mate calentito recién cebado, las especias nuevas para cada dolencia, los olores de la lavanda recién plantada, el invierno en mi ventana.
Todas son herramientas para la curación.
Así que.
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