7:45 de la mañana de un domingo. Me levanto con el estómago revuelto. Es evidente que no debo ingerir más alcohol -aunque sea de buena calidad- por unos días hasta que por lo menos se calme mi sistema digestivo. Es muy temprano pero casi por inercia decido chequear mails. Hay uno de Mademoiselle que en tono quasi desesperado dice: ¿te puedo llamar?
Me empiezo a reir sola frente a la computadora.
-¿Y qué pasó con el melatol?
-¡No puedo pegar un ojo!
-Bienvenida al clú. ¡Yo tampoco!
-¡Siento que no voy a dormir nunca más!
Tengo en la olla un buen puñado de arroz integral, algas, lentejas, verduras.
Tengo un hambre de siglo pasado. ¡Por Dios! ¿Qué te pasa, diciembre?
Que venga la noche un poco o me voy a morir de tanta vida.
*Palabra robada de Nat Méndez
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