En este viaje leí muchísimo. Hacía tiempo que no me sucedía. Y lo que es mejor: descubrí autores que no conocía, es decir, que no había leído nunca.
Me volví a sorprender con Amelie Nothomb pero esta vez con Diario de golondrina. Hace un año -en La Pedrera también- había leído Sabotaje amoroso y me había gustado mucho. Incluso llegué a regalarlo (signo de lo mucho que me gusta un libro). Diario de golondrina se lee sin aliento. El libro es frío y perfecto. El final es tremebundo y, a mi juicio, genial. Pero me detengo acá porque tal vez haya alguien por estos lares que quiera arriegarse con Nothomb.
Me devoré en una tarde La mujer en la luna de Milena Agus. Un libro tan tierno y bueno como las sopas caseras de antaño. El final no tiene desperdicio. Hay ahí una vuelta de tuerca que me encantó. Se lee de un tirón pero se saborea. Dan ganas de subrayar todo el libro de lo buenas que son algunas de sus frases. Es un libro que da ganas de volver a casa corriendo a escribir.
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