Y mi último descubrimiento en estas vacaciones fue Carson McCullers.
Voy a confesar algo para que vean hasta que punto era mi ignorancia con McCullers. Pensaba que Carson era un nombre de hombre. Sí, así es. Carson me sonaba a nombre masculino.
No es la primera vez que me pasa. A los 17 años manoteé un libro de Simone de Beauvoir de la biblioteca de mis padres sin tener la menor idea de lo que estaba leyendo y cuando iba ensimismada por la página veinte mi padre me dijo: "¿Por qué estás leyendo a Simone de Beauvoir? ¿Sabías que fue la mujer de Sartre?".
Ajá.
Por eso me reí muchísimo cuando descubrí un ejemplar de El aliento del cielo. El prólogo de la edición lo escribe Rodrigo Fresán. Nunca leo los prólogos pero esta vez me dio curiosidad y ahí fue cuando descubrí que Carson era una mujer excepcional. Y luego de leer el libro debo admitir que ciertamente Carson Mc Cullers es una escritora de puta madre.
Hace un par de meses nuestra amiga Píscica le había dado a leer a Nico El corazón es un cazador solitario. No me lo dio a mí sino a él. Creo que yo estaba leyendo algo en ese momento y Nico no. Fue un día que nos invitó a cenar a su casa y nos deleitó con una carne increíble que espero volver a saborearla alguna vez.
Ah, ya que está aprovecho a decir que hoy es el cumpleaños de Píscica y que la queremos mucho porque, entre otras cosas maravillosas, nos presta libros que son geniales.
El aliento del cielo es una colección de algunos de sus cuentos y además incluye tres novelas cortas. Entre ellas está La balada del café triste, de la cual escuché hablar mucho en la carrera de Letras pero nunca abordé. Me acuerdo de Miguel Vitagliano aleccionándonos en un seminario sobre procedimientos de la novela: "tienen que leer La balada del café triste de Carson McCullers". Pero bueno, también había que leer muchas otras cosas y ese libro justo se me quedó en el tintero.
No tengo idea de qué me hubiera parecido La balada del café triste hace diez años cuando cursé ese seminario. No tengo idea de qué hubiera dicho.
Hoy pienso que McCullers era una escritora que sabía escribir novelas cortas. No deja puntada sin hilo. El entramado es maravillosamente perfecto.
Así que me parece que no le vamos a devolver a Píscica El corazón es un cazador solitario aún.
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