Estamos en el auto rumbo a La Guitarrita un sábado a la noche. Vamos a cenar con las hermanas Zeta y la madre que ha venido de Marbella y tiene antojo de pizza.
-Bueno, cariño, entonces yo te dejo en la puerta y vos pedís una mesa para siete.
-¿Y me la van a dar?
-¿Por qué no?
-No sé. Siempre hay mucha gente esperando afuera y de pronto llego yo sola diciendo: "quiero una mesa para siete". ¿Me van a creer?
-Siempre podés decirle: "ya llegan mis siete enanos".
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