sábado, 30 de julio de 2011

Brigitte

Les decía que yo de pequeña no jugaba con muñecas.

Hoy Lula quiere tocar mi guitarra Brigitte.
Sus cuatro años son torpes y Brigitte es un misterio.
Pero mi mano, la izquierda, busca las notas que Lula rasguea torpemente con su manecita del lado derecho.
Mi tío, -su abuelo-, la ayuda.
Brigitte, paciente, se deja.
Mi tío es un tenor muy dulce. Canta suavecito. Y hace una voces preciosas que le salen de algún lugar. Tal vez mi tío también tenga ángeles que le cantan.
Escucho a mi tío que le dice: No, Lula, suavecito... a la música no hay que maltratarla. Mirá... así es un piano pianíssimo y esto es un forte, así. ¿Ves?
Y Lula rasguea. Como puede. Con sus cuatro años.
Y su abuelo: mirá Lula, así, despacito, suavecito, a la guitarra hay que tratarla con cariño, como tratás a tus muñecas.

CHAN

No se imaginan mi carcajada.

3 comentarios:

piscica dijo...

dicen que todo lo que va, vuelve... igual me pregunto si Lula siempre trata con cariño a sus muñecas, ¿vos siempre tratás con cariño a tus guitarras?

Flor dijo...

Ni idea lo que hará Lula con sus muñecas. En este momento está más preocupada por ser reina o princesa, me parece.

En cuanto a mis guitarras... te voy a contar una anécdota que pinta de cuerpo entero mi relación con este instrumento: yo a los seis años no llevaba mi bebote al colegio como otras nenas pero a los diez años sí llevaba la guitarra de mi mamá( aún no me habían comprado una guitarra) todos los martes al colegio porque en la clase de música nos enseñaban a tocar algunos acordes. Las clases resultaron ser un fiasco y en un año aprendí sólo tres acordes. Pero fue suficiente para que mis padres se dieran cuenta de que realmente quería aprender a tocar la guitarra y me compraran a Dulce.

A Dulce la traté como a una reina. Le cambiaba las cuerdas, le sacaba el polvo, la guardaba siempre, no la dejaba al sol nunca.

A Dulcinea la traté más imprudentemente. He llegado a colocarle cuerdas importadas que sonaban una maravilla y cuerdas campana que eran una porquería. ¡Me la llevé de campamento, por Dios! Hubo épocas en las que no le di bola para nada. Y otras en las que la tenía siempre afuera.

Pero nunca las traté mal. Nunca.

Y creo que mi tío se refería a tratarla con cariño para evitar que Lula no reventara las cuerdas de Brigitte. Aunque las cuerdas de Brigitte son duras. Creo que estaba evitando que la nena no se rompa los deditos.

O no sé.

Tal vez mi tío trate a su guitarra con cariño. Después de todo... está aprendiendo a hacer una guitarra y me contó los detalles de cómo la va armando. Es genial ser un luthier o querer serlo, digo yo.

piscica dijo...

los comentarios disparadores son buenísimos, a veces te ponen en perspectiva, viste? yo quiero escuchar a brigitte, y te quiero escuchar a vos. y te quiero, por encima de todo.